En esta bitácora quiero destacar el
arte como medio de comunicación, y específicamente la fotografía, mostrando su función
social y política.
Esta imagen fue elaborada por la
artista estadounidense Martha Rosler, nacida en Nueva York en 1943 y considerada
un referente importante en el arte feminista, sus obras evocan temas como la
mujer, la guerra y la política; con una dosis fuerte de protesta. Sus imágenes son
composiciones que generan crítica e invitan a la reflexión.
Esta obra es un fotomontaje titulado Photo-op que corresponde a la exposición
“Bringing the War
Home: House Beautiful” que traduce algo así como llevar la guerra a la casa, hermosa
casa; de alguna manera hacer que el tema de la guerra sea más cercano y mostrar
que no somos ajenos a ella. Esta exposición tuvo lugar en el 2004.
La imagen
nos trasluce un contraste contundente de dos situaciones intensas y opuestas
que se incorporan mediante el tratamiento que Rosler le da a diferentes fotografías.
El material que Rosler utiliza es extraído de difusiones publicitarias y medios
de comunicación (es decir de situaciones reales); y posteriormente las
interviene para armar su composición que resulta algo irónica; porque adquiere
un sentido de protesta que también refuta los medios de comunicación.
En medio de
los dos planos principales que ya mencioné refiriéndome a las dos situaciones
contrastantes se encuentra un tercer plano que se percibe un poco inadvertido y
casi que “adorna” la composición; esta fracción de la imagen muestra las víctimas y su actitud resignada y pasiva. La obra se jerarquiza mediante el tamaño, la
ubicación y la repetición, empezando por la modelo del celular, que
indudablemente juega un papel fundamental en la imagen, ya que está situada
como objeto dominante y es observable a la más superficial mirada; está ubicada
en el primer plano, es repetida y además
es un elemento sobresaliente (de forma literal y figurativa). Hablando un poco
de lo que esta primera imagen significa basados en la actitud de la modelo
podemos notar la intolerancia y la superficialidad, se puede ver que la situación
complicada no se desconoce pero que su actitud frente a ella es molesta, es
como si le generara fastidio y prefiriera no tener que ver con ella.
Las dos situaciones
que se confrontan tienen entornos diferentes, y esto habla de la cercanía que Rosler
muestra que se tiene a los dos temas. La guerra se desarrolla al exterior del
hogar y funciona casi como un paisaje, porque notablemente es ignorada, allí se
evidencian elementos propios del conflicto: las revueltas, las armas, el humo,
el fuego, los líderes, los subalternos y los colores, una gama de tonalidades cálidas que advierte la actividad
constante. Y en el interior se encuentra
la casa amenizada con elementos industriales modernos que sugieren comodidad y evidentemente
son ajenos a la realidad exterior,
también aparte de la modelo repetida se encuentra una niña y una señora que
muestran las consecuencias de la guerra, están dentro del hogar pero se hacen
poco importantes, y complementan la casa, aquí se puede reparar que falta hacer
oír la voz de las víctimas y concientizarse de una realidad que indiscutiblemente
no está bien.
Claramente
esta obra tiene un sentido crítico explícito, muestra la bipolaridad de la
situación contemporánea. Rosler mezcla fracciones de los medios de comunicación
y crea un resultado artístico tajante que muestra la intolerancia, la inconsciencia
e incluso la candidez; invita a la reflexión, a pensar en las dos realidades
diferentes que afectan la época, o más bien a diferenciar la realidad y la máscara,
a identificar la importancia de la conciencia, a cavilar sobre los contenidos
que los medios de comunicación difunden regulados por sus objetivos
convenientes y finalmente a adquirir una postura social sensata.
Para
concluir deduzco que somos una sociedad superficial, altamente vulnerable a los
medios de comunicación, que aunque conocemos las grandes falencias de nuestro
tiempo nos dejamos envolver por la publicidad, el consumismo y la industria, y
se nos olvida tomar una posición activa y concreta. Ignorar lo que en realidad
ocurre no quiere decir que somos eximidos de los daños y que no nos afecta,
porque notablemente también hay consecuencias indirectas sobre nosotros. Falta intervenir y mudar de ser un
espectador vacío a una persona reflexiva que no se quede quieta con la
injusticia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario