Su protagonista
Alex DeLarge, un chico controversial que se percibe extraño, indudablemente un líder
que sobrepasa su poder y actúa bajo su
inconciencia motivado explícitamente por sus pasiones, sin consideraciones
morales ni éticas.
Sin embargo Alex
es refinado para comunicarse y tiene un estilo peculiar que lo caracteriza
junto con su grupo, estilo que distrae su perversidad, luce divertido,
original, musical, misterioso pero totalmente dejado al placer, placer
desbocado que al ritmo de su canción se satisface mediante inimaginables
circunstancias que sobrepasan la tolerancia, y se vuelven intolerables porque
mientras la crueldad complace, todo parece un juego, donde las fichas que se
manipulan dejan de ser humanos y se convierten en objetos, instrumentos que
proveen euforia, mediante la violación de los derechos humanos.
La sensación que
deja el comportamiento inicial y “autónomo” de Alex es controversial, carga de
indignación y miedo al espectador, resulta impredecible determinar sus acciones
pero se presuponen terribles. Se percibe como una persona sin límites en su
violencia que ameniza sus actos con una estética especifica. Alex, un
desadaptado social, que subestima la autoridad de sus padres y del estado y hace
cuanto quiere sin considerar las consecuencias de sus actos, sino teniendo
siempre presente complacer su humor malsano.
Luego de ser
traicionado por sus compañeros mediante una trampa del mismo talante de su
personalidad, el panorama se pone de revés, y quien recibe intolerancia y falta
de solidaridad resulta ser él, se puede decir que recibió parte de sus propios
actos, paso de ser victimario a víctima, absolutamente desvalido y dependiente.
Pero este singular y radical cambio es el resultado de un proceso tortuoso al
que el estado somete a Alex para que se convierta en una “buena persona”.
La naturaleza de
Alex es claramente de violencia además
desmedida, su naturaleza se conserva, hace parte de su esencia como ser, por
consiguiente no muda y sigue siendo igual, finalmente
manipulada, pero esencialmente la misma.
La estrategia
del estado para tratar a Alex es un proceso de reformación donde mediante prácticas
tormentosas se hacen identificables obras negativas con malestares físicos, de
tal manera que el paciente asocia cada deseo malintencionado con una fuerte
dolencia física, que le impide actuar según su parecer y lo frena de su
autonomía obligándole a comportarse de determinada manera para sentirse
saludable; lo priva de cualquier manera de violencia, incluyendo la defensa. Alex se vuelve vulnerable, no por si mismo
sino por su cuerpo que de esta manera ya no le permite la libertad de ejecutar
su vida, sino que le impone un propio ritmo para existir.
El proceso de reformación
que se le aplico a Alex es un proceso que resulta ser muy inconsciente porque
además de ser muy efectivo limita de las propias acciones, de la soberanía de sí y convierte al paciente en
una persona mecánica, reprimida y obligada. Incapaz de pensar antes de actuar en el caso de Alex.
Alex originalmente
con todo lo excéntrico y cruel de su
comportamiento luego del tratamiento siguió siendo el mismo, sus acciones
cambiaron pero su pensamiento conservo toda la violencia que le hacía único.
En el espectador
este comportamiento reprimido causa curiosidad e irónicamente de alguna manera
crea la misma repugnancia inicial que se daba con las acciones de Alex, en
algún momento el espectador se pone en su lugar e inclusive puede sentir
compasión de un ser absolutamente manipulado que se ve claramente atormentado por
sí mismo.
La película se
divide en dos facetas; la primera donde Alex hace cuanto quiere sobrepasando
cualquier límite y la segunda donde Alex no puede ser él mismo y se ve obligado
a que hagan cuanto quieran con él, sobrepasando limites porque pierde su
capacidad de reaccionar físicamente al maltrato y está encarcelado en algo que
sin pensarlo él origino. La cuestión es ¿Qué faceta es mejor?, Una persona autónoma
y peligrosa o una totalmente mecanizada y carente de libertad.
Alex finalmente no
se comporta según su criterio, es alguien condenado, torturado que en los últimos
minutos del film decide parar con una vida que no es suya, limitada y
dependiente; intento fallido, que lleva al espectador a la reflexión de que
hubiera sido mejor. Alex era el muñequito del estado, el maniquí de sus médicos
y el niño bueno de sus maestros, todo exterior; el interior de Alex se volvió
imperceptible, invisible.
Podría decir que
Alex, esta disfrazado de una falsa ética, acomodado a la lógica del
cristianismo (si te pegan en una mejilla, pon la otra), funcionando
mecánicamente sin ninguna autonomía y en una total inconformidad.
La naranja mecánica
es una película de alguna manera extraña que condensa dos situaciones opuestas
pero que ambas evidencian la violencia y la violación de los derechos humanos.
El espectador podría verse atraído por esta cinta debido a su estética particular
(estetización de la política), a la
mezcla entre violencia desmedida y el encanto visual y audible, y al toque de
humor satírico con el que se desenvuelve la trama.
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